EL
GRAN MAL DE LA CREENCIA
Autor: Francisco Parrilla
Benéitez - Investigador, Escritor,
Pintor geométrico....
El presente artículo,
es una trascripción de capítulo IV de la obra "
(©) Fabrica tu propio pan y da de comer al hambriento"
del mismo autor. Su contenido, puede ser copiado y usado por aquellas
personas que lo deseen, siempre que se cite su origen y autor del
mismo.
Hace ya unos años que entramos
en el siglo XXI y, es realmente triste ver como la sociedad se precipita
cada vez más, guiada por la mano de la ignorancia. Basta
ver u observar, y en muchos casos hablar con las personas, para
darnos cuenta de la desorientación y el dolor que en el presente
existe. Indudablemente entre esas personas también me encuentro
yo mismo.
Este capitulo amigo lector quizás te aporte algo nuevo, como
algún otro de los que componen este libro. Posiblemente conozcas
alguno de sus argumentos. Pero lo que trato de mostrarte con él,
es que te atrevas a SER TU MISMO, con tus aciertos y tus errores.
Que no creas su contenido. Que no creas nada de lo que esta obra
contiene, por muy claro que te parezca. Si no más bien créelo
después de analizar, contrastar, investigar, reflexionar
y comprobar su realidad. De esta forma podrás experimentar
por ti mismo la información que contiene. Pero en este caso,
la creencia ya no será necesaria, porque la información
estará basada en tu experiencia sobre su utilidad o inutilidad,
y no en lo que en este caso escribe una persona.
Ahora veamos algunas preguntas que la sociedad solemos hacernos
y no siempre hallar una respuesta satisfactoria.
Preguntas:
A ) ¿Por qué una
persona es víctima de un lavado de cerebro?
B ) ¿Por qué, puede
ser manipulada?
C ) ¿Por qué
las personas caemos en el fanatismo?
Respuestas:
-
A) Porque la mayoría de las personas,
poseemos una costumbre adquirida, no innata, que hace que aceptemos,
o creamos cómo verdad toda información que este
bien estructurada y con cierta "lógica".
-
C)Y sobre todo, porque hemos perdido las
capacidades de analizar, contrastar, investigar, reflexionar,
comprender y comprobar antes de aceptar cualquier información.
Y esto nos hace débiles mentalmente, no pudiendo diferenciar
o saber cuando una información, una cosa, una actitud,
una persona, etc., nos puede beneficiar o dañar. Debido
a esto, es relativamente fácil que se pueda producir
lo que se llama lavado de cerebro, o para entenderlo mejor,
que la concepción o ideas que teníamos de las
cosas, de la vida de si mismos, etc., cambie rápidamente
sin tener la comprensión y experiencia necesaria de esa
información por la que se produce el cambio. Esto sucede
porque el cambio tiene como base una información que
a su vez fundamentamos únicamente en la creencia. Después,
que ha sucedido este primer paso, una persona puede ser manipulada
porque no está habituada a investigar y comprobar la
información. En un siguiente paso, si esa creencia ha
tomado fuerza, alimentada por más información
similar a la que ya poseemos, y precisamente porque la aceptamos
como real y auténtica, sucede que nos convertimos en
fanáticos de esa información defendiéndola
como verdad y no aceptando un punto de vista distinto del nuestro.
Es evidente que el primer error
en este asunto es nuestro, por no someter la información
a un análisis, a una investigación, a una reflexión,
antes de ser aceptada. Por que podría suceder también,
en algunos casos, que la información sea de buena calidad,
y por esta mala costumbre perdamos la oportunidad de aprender grandes
cosas. En otros muchos casos debido a este mal proceder, podemos
ser victimas de los demás, no sabiendo las verdaderas intenciones
de quien maneja esa información.
2000 años de
Creencia.
En lo que han colaborado, consciente
o inconscientemente, la mayoría de las religiones, iglesias,
y grupos con todas sus variantes, y lo siguen haciendo, como fuente
destructora de las capacidades humanas antes mencionadas, por fomentar
la creencia en sus enseñanzas. Así como la élite
científica, materialista de estos tiempos, por contribuir
con este tipo de creencia, al defender entre sus muchas teorías
la idea de que el ser humano solo tiene como únicos sentidos
de percepción los cinco conocidos (vista, oido, olfato,
gusto y tacto) ayudados estos por la tecnología de que
disponen y, también la idea introducida hasta el tétano
de los huesos de que solo se vive una vez.
Durante veinte siglos, en este
caso la iglesia católica, (por ser la iglesia en la que fui
bautizado y de la que recibí desde niño sus preceptos)
lleva fomentando y apoyando la enseñanza del cristianismo
sobre la base de la creencia. Siendo este tipo de creencia, una
de las causas principales, que incapacita a todo individuo, para
poder percibir y comprobar la realidad por sí mismo. Aceptando
de este modo única y exclusivamente lo que dice una persona
o un libro. Sobre todo si la información está bien
estructurada y con cierta "lógica".
Con este proceder, el mal que
se ha producido en el ser humano ha sido, dañar la propia
capacidad de percepción de la realidad. Anulando o quedando
de esta forma atrofiadas las facultades de analizar, contrastar,
investigar, reflexionar, comprender y comprobar, toda información
antes de ser aceptada. Aumentando de esta manera, el sueño
psicológico de nuestro entendimiento y evidentemente la ignorancia.
Esto sucede porque cuando nos conformamos con la mera creencia,
el proceso de asimilación y comprensión de la nueva
información se detiene porque ya creemos conocer la verdad.
Imaginemos analógicamente y sintéticamente el proceso
de los alimentos que ingerimos: primero éstos llegan a la
boca y pasan un proceso, después bajan al estomago y pasan
otro, y más adelante llegan a la zona intestinal y vuelven
a pasar por el último. Precisamente para que el cuerpo pueda
alimentarse correctamente, los alimentos han de ser de la mejor
calidad y pasar todo el proceso completo. Si imaginamos que estos
alimentos se quedan en el estomago, como último paso, nos
podemos dar cuenta lógicamente que el cuerpo no se alimentará
correctamente. Y como consecuencia podría sobrevenir el consiguiente
malestar o enfermedad. De igual manera sucede con la información
cuando se queda en la simple creencia. Claro, en este caso, quien
se queda sin alimento es nuestra propia conciencia. Con los resultados
negativos citados.
Inexcusablemente este proceso
ha formado casi en la totalidad de las personas católicas,
y también en las que pertenezcan a otras religiones o grupos
que usen el mismo sistema de enseñanza, ya sea conciente
o inconscientemente, exclusivamente, un creyente, incapaz de saber
explicar la doctrina en la que cree. Repitiendo únicamente
lo que ha leído o lo que le han transmitido. No aportando
nada que halla investigado y comprobado por sí mismo. Y menos
aún mostrar las ideas y la forma que pueda hacer que otra
persona compruebe la veracidad de esa información o doctrina.
Esto es así por que la creencia y la experiencia son dos
cosas distintas.
Con la creencia podemos creer y tan solo transmitir únicamente
lo que ya esta dicho por otros.
Con la experiencia podemos transmitir lo que otros han dicho y,
nuestra propia percepción o experiencia particular. Y más
aún mostrar la forma de llegar a esa experimentación.
Para desarrollar la primera tan solo hay que aceptar cómodamente
y sin esfuerzo, una información que nos parece atractiva,
con cierta lógica, y que va a ocupar un vació que
necesitamos llenar.
Pero para desarrollar la segunda, es necesaria una especie de rebeldía
de saber, de querer aprender y esto nos lleva a analizar, investigar,
reflexionar, comprender y comprobar antes de aceptar. Es exactamente
lo segundo de lo que se ha privado al hombre con el fomento de la
creencia. Impidiéndole verificar y comprobar la verdad de
la información que se le entrega o percibe.
Veamos lo que nos dice el diccionario
de la Real academia Española sobre el concepto de creer:
Creer (Del lat.
credere.) tr. Tener por cierta una cosa que el entendimiento no
alcanza o que no está comprobada o demostrada.
Con relación a la creencia
los filósofos alemanes Immanuel Kant y Friedrich Nietzsche
hacen la siguiente referencia:
- En Kant, modo de conocimiento por el que el hombre subordina
sus acciones a fines de la razón práctica.
- En Nietzsche, momento inicial de la actividad intelectual que
se confunde con un acto de voluntad.
Precisamente el único
conocimiento en el que se sustenta la creencia, es de tipo intelectual,
teórico y por tanto subjetivo. El cual nos puede llegar a
través de una persona, un libro, etc. Y este conocimiento
teórico es tan solo el primer paso en la escala de percepción
y asimilación. Pero al creerlo y considerarlo como cierto,
o más bien como verdad, el proceso de percepción se
estanca o se detiene, impidiendo que podamos comprobar, experimentar
y comprender si esa información es falsa o real.
De cualquier modo, el fomento consciente o inconsciente de la creencia,
cuando se trata de enseñar una doctrina espiritual, información
científica o comercial, produce estos resultados, siempre
y cuando la persona en particular, no sea lo suficientemente rebelde
como para no aceptar (no me refiero a ser escéptico) hasta
comprobar esa información.
Incentivar, fomentar, informar e intentar convencer a otras personas
a que crean algo, sin respetar la libertad de pensamiento, la libertad
de la percepción individual y, experiencia particular de
la persona, en lo que se refiere a las propias impresiones y, la
información que todo ser humano recibe del mundo exterior,
e interior también, en lo relativo a la vida, los fenómenos,
las ideas, las cosas, las personas y sobre sí mismo. Es proceder
con una actitud dictatorial sobre la mente ajena, en la transmisión
de información, sin contar que todo ser humano tiene derecho
a investigar, reflexionar, experimentar y comprender toda información
antes de ser aceptada o rechazada.
A los seres humanos se nos lleva
enseñando desde hace mucho tiempo lo que debemos creer y
lo que no. Lo que es malo y lo que es bueno, etc. Pero no se nos
enseña a descubrir la verdad por si mismos.
Ya en el siglo VI a. J. C. El
Buda Gautama dejó dicho algo que merece
ser reflexionado, y que se relaciona con lo que en este trabajo
venimos indicando.
"No creáis
en nada simplemente por que lo diga la tradición,
ni siquiera aunque muchas generaciones de personas
nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante
muchos siglos.
No creáis en nada solo por el simple hecho de que muchos
lo crean o finjan que lo creen.
No creáis en nada solo por que así lo hayan creído
los sabios de otras épocas.
No creáis en lo que vuestra propia imaginación os
propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os inspira.
No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras sólo
por que ellas lo digan.
No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser
humano.
Creed únicamente en lo que vosotros mismos habéis
experimentado, verificado y aceptado después de someterlo
al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia".
Es preciso aclarar, antes de
terminar, algo que te permitirá entender mejor, al menos
intelectualmente, el concepto de la creencia. Ya que hay un sentimiento
real, que se suele confundir con la misma, cuando realmente es experiencia
directa.
Por lo general cualquier persona, un poquito sensible, y al decir
sensible me refiero a un tipo de ser humano que mira a su alrededor,
que observa un poco el mundo que le rodea, y sobre todo esa imagen
maravillosa que nos ofrece un cielo estrellado, una puesta de sol
o un amanecer, y ante todo esto siente, aunque sea levemente, algo
de asombro o admiración por esa creación que nos envuelve
y de la que formamos parte.
Precisamente ese sentimiento de presentir o intuir de que detrás
de todo ese cosmos tiene que haber algo más que lo dirija
y gobierne, es algo que se suele confundir con la creencia. Quizás
te sorprenda si te digo que ese sentimiento no es creencia.
Esto necesita de una explicación
para poderlo entender y diferenciar adecuadamente.
Veamos: cuando creemos algo que esta escrito en un libro, o que
alguien nos transmite y no lo comprobamos, significa que lo aceptamos
sin experimentarlo, y así creemos que tal información
es verdad. Pero eso no esta basado en la experiencia particular.
Porque si fuera así, la creencia saldría sobrando,
ya que existe experiencia sobre ello. Ahora, si analizamos ese sentimiento
individual, antes mencionado, al percibir en forma directa por sí
mismos el mundo que nos rodea, con sus fenómenos, y reflexionamos
un poco, descubriremos que es un tipo de percepción directa
propia, un tipo de experiencia de la percepción humana sobre
el mundo que nos envuelve. Y este proceso de la percepción
produce en nosotros una sensación que hace surgir la idea
de que detrás de todo esto tiene que haber algo más.
De este modo nos podemos dar cuenta, que en este proceso no interviene
una persona que nos este explicando o informando en ese momento
sobre el misterio del mundo, ni tampoco un libro. Si no más
bien solo nosotros, con nuestra percepción humana individual
y lo que nos circunda. Y de esa percepción y experiencia
propia surge una idea como resultado. Pero esa idea no es creencia
sino experiencia, aunque no podamos en muchos casos explicar con
palabras, ese sentimiento a los demás. Y es precisamente
experiencia, porque no existe en ese proceso humano, ningún
intermediario, (persona, libro o concepto) sino solo nosotros y
el mundo, el cual estamos percibiendo en forma directa.
Tan solo recordaremos, para terminar este capitulo, lo que indicábamos
a su inicio, es decir, que no se crea su contenido. Precisamente
porque nuestro interés no es fomentar la creencia sino más
bien la investigación y la experiencia. Y es solo de esta
forma como podremos poner en actividad las capacidades mencionadas.
Y esto nos librará de ser víctimas de la manipulación,
de la mentira, del miedo, etc., sea cual sea su origen exterior
o interior. Y por supuesto daremos la oportunidad a nuestra conciencia
para que pueda expresarse más.
Gracias por tu paciencia...
|